Si duele, todavía no sanó

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Si duele, todavía no sanó

La de la foto es mi hija, hace seis años atrás.

Ese día comenzaba su autotransplante de medula para terminar su tratamiento contra el cáncer de ganglios que había contraído hacía dos años antes. La historia tiene final feliz…ella ahora está bien, el cáncer remitió y justamente por esas cosas de Facebook, esta foto volvió como recuerdo en su muro y ella, emocionada, la compartió con nosotras rememorando eso días difíciles.

Me quedo estos días dando vueltas esta situación.

Me sigue sorprendiendo como reacciono cada vez que alguna situación me remite a aquellos días.

Duele. Todavía. Vi la foto y sentí un golpe en el pecho…luego opresión y en segundos llanto.

Porque??? Si sobrevivió, está bien, su hija es un cascabel  y pudimos disfrutar tantas cosas desde entonces?

Creo que el asunto es que no nos dedicamos a curar nuestras heridas emocionales. Cuando hay una herida en el cuerpo…la limpiamos, la desinfectamos, la curamos, y le dedicamos atenciones necesarias hasta que logramos una cicatriz. Y allí queda, la herida está, pero también su cicatriz, como feliz testigo del trauma y de su curación

Con las emociones sin embargo, no nos tomamos el mismo trabajo.

Creo que en mi caso tal vez todavía no atendí lo suficiente a esa herida del alma. Algo inesperado y terrible le paso a mi hija. Atravesarlo y superarlo fue muy doloroso, fue muy costoso también, y largo, con mucha incertidumbre. Hubo un tiempo de su vida que solo se trató de darle pelea a la enfermedad, de contar días y noches, de angustias, de resignar proyectos, de muchos temores y fantasmas, de no poder hacer planes, de avances y retrocesos, de agotamiento, de desesperanza, de fortaleza, de debilidad. Y durante todo ese tiempo lo único urgente era salvar su vida. No importaba a que costo. Y así fue

Y celebramos…la vida

Será que ahora tendré que aprender a celebrar también otras cosas? Ahora tal vez es tiempo de atender esa huella emocional que me dejo el mientras tanto. Ahora tal vez es tiempo de atender esa herida que se fue abriendo mientras me ocupaba de superar el momento. Porque el desconcierto de lo inesperado nos deja sin explicaciones. Mientras atendía lo urgente, no había tiempo de explicaciones. Ahora que paso la urgencia, faltan las explicaciones.

O tal vez sobran algunas que no permiten sanar esa herida. Porque claro, uno inevitablemente tiene explicaciones…tal vez debo despedirme de algunas de ellas para darle paso a otras “reparadoras”.

Creo que voy a comenzar por agradecer… por ejemplo la posibilidad que se constituye en todo, inclusive en el dolor

Acerca de Marcela Fernandez

Mujer emprendedora. Profesional el sector Venta Directa, COACH certificada, Analista de Marketing y decidida a EMPODERAR mas mujeres. Madre de 3 estupendas mujeres y abuela de 4 nietos. Embarcada en el sueño de poder acompañar y alumbrar el camino a algunas mujeres, que como yo, se deciden a emprender el fantástico viaje al interior de si mismas.

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